No va más

Rien ne va plus, las encuestas han mostrado las entrañas de la oca por última vez antes de que los ciudadanos se pronuncien en las urnas, en vez de a través de las muestras y los juegos de esos arúspices que llamamos encuestadores. Escribió Paul M. Sweezy, el fundador de la Monthly Review, que «el que paga al gaitero pide la tonada» y es éste un prejuicio muy razonable ante los sondeos, así en general. Ahí tienen los del Centro de Investigaciones Sociológicas, hechos por grandes profesionales y con un formidable aparato estadístico a partir de muestras amplias. Lo malo es que en la cocina caen en manos de la secta de adoradores del nitrógeno, en lugar de ser cocinados en un honesto chup chup y lo que nos sirven será muy creativo a los ojos del maestro Espada, pero no recuerda mucho a los ingredientes que lo constituyen.

Al examinar los resultados de todos los sondeos juntos, sin embargo, es forzoso admitir que unanimidades como la que comentamos han de ser significativas, cuando periódicos de espectro tan amplio como EL MUNDO, El País, ABC, La Vanguardia, La Gaceta y El Periódico han llegado a resultados tan parejos: una media de 190 escaños para el PP y de 117 para el PSOE.

Los más irreductibles y tuertos de los analistas habrán concluido ayer, a la vista de los sondeos, que, a una semana de las elecciones, todo el quiosco es caverna y no precisamente platónica, y que todo el cuerpo electoral español es un Tea Party. El diario Público no se fía mucho de los cálculos cuantitativos y los 14,7 puntos que los sondeos del resto de los periódicos nacionales atribuyen de ventaja media al PP sobre el PSOE no deben de ser un dato de interés. De ahí que proporcione una visión alternativa de las preferencias ciudadanas que le parece más relevante: «Rajoy logra atraerse en masa al votante de extrema derecha» y proporciona un dato: los votantes ultras han aumentado en un 70% en los últimos cuatro años. Es impresionante que se ponga a analizar el grado de convicción de los votantes del PP en vez de conformarse con calcular el sentido del voto a partir de las preferencias expresadas por los ciudadanos en las encuestas.

Ya no se pueden publicar más encuestas y es una pena. En las últimas, el candidato socialista ha roto el suelo de Joaquín Almunia el 12 de marzo de 2000, aquellos 125 escaños. Consideraban los analistas que, por debajo de esa cifra, el objetivo quizá principal de Rubalcaba -hacerse con la Secretaría General- no sería posible. Quizá sea una analogía con poco fundamento. Almunia cometió un error en aquel pacto con IU y lo pagó con aquella diferencia de escaños: 184 el PP, 125 el PSOE. Claro que aquel Partido Socialista era otro partido y su máximo responsable dimitió aquella misma noche. Como si fuera francés, como un caballero. Rubalcaba ha empezado por relacionarse no ya con Izquierda Unida, que, después de todo, sería un error institucional, sino con los indignados del 15-M, por los que llegó a hacer dejación de sus obligaciones como ministro del Interior. En el centro de Madrid se acuñará un eslogan: «Eres más tonto que un comerciante de Sol que vote a Rubalcaba».

Aunque empate con Almunia, no es probable que RbCb vaya a dimitir. Lo malo es que las encuestas le auguran un resultado medio de 117 escaños, uno menos de los que obtuvo el PSOE en su mínimo histórico, el 15 de junio de 1977. Y entonces habrá postulantes y postulantas, ya verán.